10 cosas que seguimos haciendo #10añosconmochila

Pese a estar en constante evolución y a que 10 años viajando son bastante tiempo para aprender, hay cosas que no cambian. Las personas, incluso los que llevamos una vida más nómada, somos animales de costumbres y hay algunas que no se pierden. Echando la vista atrás (y repasando todas las fotos para la serie #10añosconmochila de instragram), vemos a dos pipiolos que empezaron a viajar con muchas ganas de conocer mundo pero con muy poco a sus espaldas. Apenas reconocemos a esos dos «aprendices de viajeros» a los que les costaba situar Brunéi en el mapa, sin embargo, haciendo memoria de todos esos viajes nos damos cuenta de que en algunas cosas poco hemos cambiado y, aunque el escenario nunca sea el mismo, la esencia de un viajero nunca se pierde. Si hay algo en común entre todas esas versiones de los Tonis y Carmes de todas esas fotos que guardamos en el disco duro son las 10 cosas que seguimos haciendo:

#1 Preferir una cabaña con su hamaca

Si hay un alojamiento con cabañas en el siguiente destino que vayamos a parar, allí iremos nosotros, y si tiene su debida hamaca colgada en el porche mucho mejor. ¿Dónde va a parar? Además, ¿quién prefiere paredes de hormigón cuando se puede estar en una cabañita de madera? Mejor una cabaña sencilla que una enorme habitación de hotel. No soy capaz de recordarlas todas, pero hay algunas que no se van de mi cabeza: la destartalada caseta en la que dormimos en la 4000 islas, las preciosas y sofisticadas cabañas de Melinda en Boracay, o el alojamiento de Moalboal…

#2 Mimar a los animales callejeros

Es algo que yo, Carme, no puedo evitar. Es ver un perro o un gato y tener que parar a acariciarlo, aunque sea el animal más roñoso que haya visto en mi vida. Y si estamos comiendo en la calle saben por mi mirada que soy esa persona que no va a poder evitar darle algo de su plato (o robarle a alguien un trozo de carne). Si llevo una cámara les haré una foto, si estoy haciendo un video aparecerán él y si es un gato que aparece por la puerta en el lugar en el que estemos viviendo, terminará durmiendo conmigo, muy a pesar de Toni. ¡Ai Peücs! ¿Os acordáis de aquella gatita blanca y negra que nos regalaba lagartijas en Ko Lanta?

#3 Viajar lento

Como dice la canción, muy leeeeeeeeeeeento… Empezamos despacio y 18 días nos parecían casi nada para aquel primer viaje por Laos, pero hemos ido reduciendo tanto tanto la velocidad, que en la última parada pasamos 9 meses en Chiang Mai. Sin prisas, saboreando cada lugar y con tiempo para descubrir todos los rincones de cada destino. ¡Nos encanta!

#4 Disfrutar de la comida local

Será porque somos bastante glotones, pero en muchos sitios lo que mejor sabor de boca nos deja suele ser la comida, y hay destinos que, en vez de recordarlos con imágenes los recordamos con sabores. Los thalis de India, los rollitos de Vietnam, los noodles de Malasia o los currys de Tailandia. ¡Qué hambre!

#5 Posar como el culo para las fotos

¿Os acordáis de aquél capítulo de Friends en el que Chandler intenta hacerse las fotos para la boda pero en vez de sonrisas solo le salen caras raras? Pues algo parecido nos pasa a nosotros. Supongo que para salir bien en las fotos hay que tener gracia, esa que no tenemos nosotros, ni hemos sabido encontrar. Ni teniendo una cuenta en instagram hemos mejorado en esto de las poses…  Brazos en jarra, sonrisas forzadas, perfil malo… ¡Menos mal que está el guapo de Songkran para salvarnos!

#6 Probar la cerveza de cada lugar

Doble placer en los lugares más calurosos. ¡Qué bien sabe una Chang en una playa de Koh Phangan, una Lion después de subir hasta la Lion rock o una bia Saigon tras una larga jornada en moto por Vietnam.

Si no que se lo digan a Toni, que está dando la vuelta al mundo en 80 birras… y no ha puesto ni la cuarta parte de fotos.

#7 Aprender algunas palabras en el idioma local

¡Mingalaba! ¡Sin chao! ¡Sabaidi! ¡Namaste! ¡Salama! Son tantos los idiomas en los que hemos aprendido a saludar que a veces se me olvidan algunos. Nos encanta aprender un par de palabras y alguna frase y usarlas en alguna ocasión, el resultado siempre es el mismo, y es que hay palabras que provocan sonrisas…

#8 Visitar mercados

Un clásico entre los clásicos que habréis oído decir a muchos viajeros, pero es que es verdad. ¿Hay algún lugar tan lleno de vida como un mercado? Gente que vende, gente que compra y gente que solamente pasea. Coloridos puestos de fruta, polvorientos escaparates y los perros que buscan comida. Cada uno tiene sus propios productos pero casi todos tienen algo en común: los olores fuertes, sobretodo en esos estantes en los que los trozos de carne y pescado atraen a las moscas… Amor-odio.

Hablando de mercados, ¿alguien ha estado de compras por Chiang Mai?

#9 Enviar postales

Al principio nos las enviábamos a nosotros mismos, pero más tarde, con eso de no tener casa empezamos a mandarlas a nuestros amigos. Hay algunos que no se podrán quejar… Menos mal que nos encanta, aunque sea una postal comprada en Filipinas que hayamos escrito en Hong Kong y hayamos enviado finalmente desde Borneo…

#10 Hacer trekkings, disfrutar de la naturaleza y descubrir la fauna salvaje

Quizás nos hemos vuelto un poquitín más vagos y la frecuencia de los trekkings en los últimos años haya disminuido, pero eso no significa que no nos siga encantando escaparnos unos días y perdernos por la jungla o por altas montañas. El trekking de Annapurna fue el mejor de todos y quizás el que nos mostró paisajes más brutales, pero también disfrutamos mucho en Luang Nam Tha por ser el primero que hicimos, o en Sikkim haciendo la ruta de los monasterios. Y por supuesto, incluir algún Parque Nacional en el que se puedan ver animales salvajes, sigue siendo una de las prioridades de nuestros itinerarios.

Somos muy predecibles, ¿verdad? Muchos de vosotros ya lo sabéis, porque lleváis ahí mucho tiempo (¡os vemos!), aunque tenéis razón, en muchas otras cosas sí que hemos cambiado. Pero eso lo dejamos para el siguiente artículo de los #10añosconmochila: 10 cosas que hemos dejado de hacer.