Khaosan Road es pinchitos y mazorcas a la brasa a las tantas de la madrugada. Masajes baratos al aire libre y tipos en bañador que meten sus pies en unos barreños de agua con peces que, dicen, se comen las impurezas de la piel. Cerveza en torres de tres litros o envasada en botellones y yonquilatas que salen de cualquier 7 Eleven. Y licores venenosos y baratos que se sirven en cubos de plástico como los que llevabas de niño para hacer castillos en la playa.

También es ropa barata como esa que se enfundan los europeos sin camiseta que derraman botellas de whisky tailandés por sus cabezas. Y a la noche es sobre todo es fiesta, mucha fiesta, como la hay en los tugurios de la costa mediterránea que atraen a ingleses vestidos de flamencas con gorros mexicanos, solo que aquí los individuos lucen pantalones de elefantes y se entregan al libertinaje.

Todo eso y mucho más es Khaosan Road. El supuestamente barrio más mochilero del mundo, pero que quizás sea la bacanal viajera de los jóvenes de medio mundo. La calle más comentada del reino de la sonrisa tiene muy poco de siamesa. Pero a quién le importa que no sea la Tailandia real mientras el alcohol siga regándolo todo a precios de risa.

Y sin embargo Khaosan -también escrita Khao San- tiene igualmente su encanto pese a ser un brutal gueto turístico que se modernizó para atraer al turismo mochilero escaso de efectivo.

Durante el día es posible conocer a viajeros curtidos y resulta único el colorido de una calle salvaje para el disfrute sin frenos de los extranjeros. Si además te sumerges en su avenida paralela te encontrarás con algo más tranquilo y parecido a lo que antaño fue el lugar de encuentro entre mochileros.

Algunos dirán que Khaosan Road es el lugar central de Bangkok. Otros que no es más que un reducto nada real de la ciudad y lejos de lo realmente interesante. No faltarán los que piensen que allí todo es más barato o los que temen que les timen en sus callejones. Pero la que algunos llaman la calle más mochilera del mundo es mucho más que un buen puñado de tópicos baratos.
Desde luego que, si algo es incorrecto, es pensar que Khaosan Road es el centro de Bangkok. Pero hay que sacar el tema a la palestra, porque muchos piensan que así es. Lo hacen incluso desde antes del primer viaje, ya que al buscar hoteles económicos en algún portal como Booking y casi todo sale en Khaosan. «Si es así, será porque es el centro, ¿no?», suelen comentar.

Yo también me alojé en Khaosan la primera vez que llegué a la capital siamesa y pensé lo mismo, qué alma cándida fui en aquellos momentos. El asunto es que Khaosan no puede ser el centro de Bangkok porque no hay ningún lugar central en la capital tailandesa. Eso es algo más propio de occidente o de otras naciones.
Tailandia jamás fue colonizada y su capital fue creciendo anárquicamente. Hace cuatro décadas el lugar con mayor actividad era Silom y a día de hoy el más concurrido es Asok, y en ambas zonas confluyen las líneas del tren aéreo y el metro. En Khaosan no hay siquiera transporte público por raíles y se depende solo del bus y del barco.
¿Y cómo es posible que el barrio mochilero se encuentre tan lejos de los supuestamente centros de la ciudad? Básicamente porque los mayores atractivos turísticos que los tailandeses no visitan pero que pirran a los extranjeros que llegan guía en mano están a tiro de piedra del gueto mochilero.

A los viajeros nos dicen en las guías tradicionales que lo que hay que ver en Bangkok se encuentra en la ciudad antigua, empezando por los templos del Wat Pho y del Palacio Real. Y para ello estar en Khaosan es cómodo, porque se encuentra en la Bangkok que fue central en un pasado pero ya no lo es. Pero bueno, que si tu plan es simplemente ver los templos que allí se encuentran, quedarte en Khaosan Road puede ser un plan.
Durante un tiempo Khaosan tuvo sentido si querías encontrarte con una comunidad de viajeros y ahorrarte unas monedas. Además la mayoría de viajes hacia otros destinos se organizaban desde el gueto de extranjeros. A día de hoy poco de eso es así.
Pero vamos al meollo del asunto. ¿Por qué diablos Khaosan acabó siendo el barrio mochilero más famoso del mundo? Porque sí, para muchos lo es. Más incluso que Thamel en Katmandú, San Telmo en Buenos Aires o el Raval en Barcelona. Khaosan es aún más popular.

En el pasado la calle de la fiesta infinita era simplemente un mercado donde se vendía arroz molido, que eso es precisamente lo que su nombre significa. Pero cuando en los años 70 Tailandia vio el filón del turismo, los comerciantes del arroz vieron que su calle podía ser más lucrativa si dejaban los arroces y se dedicaban a las habitaciones.
Khaosan estaba al lado de la ciudad antigua, del río y de los templos, y era una calle amplia y larga, por lo que nada podía salir mal. Empezaron a aparecer pequeñas casas de huéspedes y viajeros independientes pulularon por allí. Se corrió la voz y pronto hubo una pequeña comunidad improvisada que mezclaba a locales y a extranjeros. Había comida callejera muy barata y era fácil alojarse con alguna familia en su casa.

No tardaron en salir como setas los negocios destinados al turismo. Agencias de viajes, locales de venta de billetes de autobús y tiendas de ropa. Y al inicio del siglo XXI llegó el boom definitivo. La película La playa se convirtió en el icono mochilero y la trama empezaba ahí, en Khaosan. Llegaron las mochilas enormes, la ropa hippie, la música reggae, las drogas y los negocios estrambóticos.

Hasta hace muy poco era fácil hacerse un título de universitario falso en Khaosan. O un carné de conducir que lucía exactamente igual que el verdadero. Ahora venden cocodrilos cocinados al aire libre. Los bares lograron conquistar todo el terreno y las discotecas atronaron al personal con su música. El Khaosan apacible había muerto.
Sé que este titular puede resultar incomprensible para muchos. ¿Cómo puede ser que Khaosan no sea un barrio mochilero? Sí está lleno de jóvenes sin complejos cargando enormes macutos. Pero déjenme decir que el hecho de cargar con una mochila no significa que seas mochilero.

Lo del gueto mochilero y su transformación en una calle salvaje es algo muy común cuando algo muere de éxito. A mí me gusta compararlo con esa discoteca que abre nueva y nadie conoce, pero donde ponen la mejor música y está el mejor ambiente. Esa que descubres y te das cuenta de la joya inadvertida para otros que es, y te alegra que muy pocos la hayan descubierto.
Durante un tiempo esa sala de fiestas hace todo bien y es única. Te regala noches de ensueño, con unos camareros entregados y un personal de seguridad amable. Pero poco a poco se corre la voz y empieza a llegar más y más gente. De repente notas que el ambiente se enrarece un poco y hasta hay alguna pelea, pero eso no frena el éxito del local: atraídos por la fama llegan más y más clientes.

Los dueños del garito ven la oportunidad y suben los precios, a la vez que el personal deja de ser amable porque ha de lidiar con masificaciones y con esos indeseables a los que es imposible frenar cuando un lugar es brutalmente popular. Y entonces un día te das cuenta de que ese local es solo una sombra de lo que fue.
A Khaosan le pasa algo similar. Hasta el punto en que ha perdido la esencia que convirtió al barrio en ese gran centro de encuentro entre viajeros. Empezando por los precios: la magia de Khaosan empezaba en que se trataba de un sitio económico, pero ya no lo es.

Los hoteles que son más baratos en Khaosan suelen ser de una calidad deplorable, y hay infinidad de zonas más económicas fuera de la influencia del gueto mochilero. Lo de la comida es peor, ya que además de ser cara la hacen para el turista, perdiendo la alegría de la cocina tailandesa. Solo hay ciertos espejismos, como unos fideos aceitosos de dudosa calidad que venden como Pad Thai a un euro y que en realidad son un atentado contra la salud.

Los negocios de viajeros ya han perdido su esencia o han desaparecido. Ahora todo se enfoca en los turistas, con casas malas de masaje y tiendas de baratijas. Los bares ponen música internacional a todo trapo y venden brebajes de dudosa calidad.

Además, la popularización de Internet ha matado lo de comprar billetes de bus o tren en tiendas físicas, y en Khaosan además son caros. Hasta Lomprayah, la mítica compañía de viajes en bus y barco al golfo de Tailandia, ha abandonado el barrio supuestamente mochilero.
Igualmente, el personal que recorre Khaosan ha mutado demasiado. Ahora son más habituales los jóvenes en busca de fiesta y alcohol o marihuana. Mochileros no faltan, por supuesto. Pero están en minoría en comparación con los curiosos y los turistas.

¿Significa eso que no merezca la pena ir a Khaosan Road? Para nada. Dentro de su transformación y su declive, sigue siendo una de las calles más divertidas del mundo.
Yo llegué a Bangkok cuando el gueto mochilero ya estaba en su mayor declive, pero las decadencias siempre me atralleron. Así que pronto inicié un idilio con Khaosan que fue como el de esos romances imposibles a toda pastilla. Mis primeros días en Bangkok resultaron ser fascinantes allí, cogiendo un taxi cada noche hacia la calle más mochilera del mundo. Aquello duró poco.

En una semana se esfumó la magia y, a partir de entonces, empecé a odiar el lugar. Durante un año me pareció detestable. Sus hordas de turistas comprando ropa mala, la música internacional invadiéndolo todo, la comida de mala calidad. Aquel amorío con el barrio se quemó a toda mecha a causa de tanto fuego en muy poco tiempo, pero solo necesitaba tiempo para sanar las heridas. Y cuando me reencontré de nuevo con Khaosan, años después, volví a apasionarme.
Y, desde entonces, es visita obligada cada cierto tiempo. Hay gente que ama esta zona de Bangkok y otros que la detestan. Entiendo ambas posturas, pero si bien cuesta encontrar un punto medio, Khaosan Road tiene mucho que ofrecer a los viajeros, a los turistas y a los que aquí vivimos. Y aunque nunca recomendaría a nadie no salir del gueto mochilero, sus bondades son muchas. Disfrutar del barrio mochilero de Khaosan merece la pena incluso en su declive.

Que un lugar haya sido masificado no significa que no podamos disfrutarlo. Khaosan reúne a una fauna muy particular cada noche y es fácil conocer a gente interesante. Además, siempre puedes refugiarte en la paralela calle de Rambuttri, que es mucho más calmada.
Si sales de lo que es precisamente la calle Khaosan, te encontrarás con varias avenidas muy bonitas y animadas. Con zonas más mochileras, e incluso con restaurantes de mucha calidad. En realidad, puedes dedicar tu tiempo en el epicentro de Khaosan cuando quieras que la música te reviente los tímpanos o quieras beber con desconocidos que pronto serán amigos.

Porque quizás Khaosan ya no sea ese destino mochilero idílico y ahora sea algo más comercial con una fama apabullante. Pero sigue siendo igualmente divertido, y si un día quieres juntarte con gente de todas las nacionalidades, allí podrás hacerlo.
admin says:
Siento comentarte que sobre Tailandia no te puedo aconsejar mucho. Solamente he estado en Bangkok un par de veces (aquí si te aconsejo que no te pierdas Khaosan, pillar un tuk-tuk y visitar templos, etc…) y el resto ha sido Chian Rai (en el norte) donde sólamente estuve para pillar un bus hasta la frontera con Laos y luego he estado en Ubon Ratchatani (en el oeste) donde pillé un tren hasta Bangkok.
Un saludo
enigme says:
Hola, queria hacer este agosto un viaje a thailandia ,supongo que 11 dias o asi, habia pensado estar unos dias en bangkok, luego ir a chiang mai, y luego otros dias de relax en las islas phi phi, que me aconsejas hacer??
muchas gracias