Si estás planeando tu viaje a Madagascar, seguro que ya tienes apuntado este destino y probablemente también hayas escuchado que llegar hasta allí es un poco pesado. Sí, vale. Pero merece la pena. Tienes que llegar al grand Tsingy de Bemaraha para hacer trekking en uno de los sitios más extraños del mundo.
Y digo extraños porque parece que has abandonado nuestro planeta y estás en otro lugar, un lugar entre rocas calizas esculpidas por la erosión de los siglos y cuevas donde hace años, en tiempo de la colonización francesa, se escondieron las tribus locales.
Hoy, sin pobladores, entre sus rocas se esconde lémures, una de esas especies endémicas que hacen de Madagascar un lugar único, donde los mundos de la flora y la fauna todavía encuentran espacio para especies que han desaparecido en el resto del mundo, como varias familias de murciélagos y aves. Lo dicho, parece que estamos en otros mundos.
El grand Tsingy es parte de la Reserva Natural Integral de Tsingy de Bemaraha, junto a su homónimo, el pequeño Tsingy, en la zona centro oeste del país. Desde 1990, la UNESCO reconoció al parque nacional como Patrimonio de la Humanidad.
Es el resultado de unos 200 millones de años de erosión provocada por el agua. El tipo de roca caliza, unida por un lado a las aguas subterráneas y por otro a la cantidad de agua que cae en la isla en la época de lluvias, hace que estos tsingy hayan tomado su característica, con cortes tanto verticales como horizontales que terminan en puntiagudas y afiladas cimas.
Entre ellas, si no es por las rutas habilitadas, es difícil moverse, de ahí que su nombre malgache pueda ser traducido al español como “donde no se puede caminar descalzo”.
Tienes varias opciones, según el lugar de partida, claro. Lo evidente, invertirás más horas en llegar que en visitar el parque, así que aprovecha para ver más cosas en la zona y así el camino será parte del viaje…
La opción más cómoda es alquilar un 4X4 en Belo-sur-Tsiribihina y viajar hasta Bekopaka, aunque para aventureros, también puedes descender en piragua por el río Tsiribihina. Te dejamos algunas recomendaciones de nuestro viaje en el link anterior.
Una vez allí recuerda que hemos venido a una vía ferrata, así que vamos a hacer trekking. Eso sí, nada complicado, incluso con niños (recomendamos mayores de 10 años), y aunque lo tuyo no sea el gimnasio, la ruta es asequible.
Lo primero que harán será ponerte un arnés y comenzarás la aventura entre paredes de roca, pequeñas grutas, un puente colgante o escaleras por las que descender.
Depende de la ruta que escojas dedicarás más o menos tiempo. Lo normal son unas tres horas de ruta para disfrutar de esta extraña naturaleza, casi prehistórica, y poner a prueba tu vértigo al recorrer sus 3 kilómetros de recorrido.
Ojo con eso, te invitamos a que rompas tus barreras, pero si tienes mucho vértigo, tal vez éste no sea el destino.
Es necesario ir acompañado de un guía local; pudes contratarlo allí o previamente mediante un tour por varios lugares. En Bekopaka hay una oficina local del parque donde puedes informarte.
Por si quieres ser previsor, aquí te contamos cómo contratar un tour por el río Tsiribihina y Grand Tsingy como el que hicimos nosotros, o bien puedes ir directamente a algunos tour directos en el Tsingy.