El cóndor era el animal sagrado más importante en la cultura inca, que durante más de tres siglos dominó Perú hasta la llegada de los españoles. Los incas veían en el cóndor un mensajero divino que conectaba el mundo terrenal con la Jananpacha, la tierra de arriba, del cielo y del futuro.
El que fuera el imperio más grande de la América precolombina desapareció en el siglo XVI sometido por el sable de Francisco Pizarro pero los cóndores han seguido dominando los cielos de Perú hasta la fecha, refugiados en sus cañones.
Y el mejor sitio para verlos y poder disfrutar de su majestuoso vuelo es el Cañón del Colca, que es dos veces más profundo que el Gran Cañón del Colorado de Estados Unidos.
Durante mucho tiempo, el Cañón del Colca fue considerado uno de los más profundos del mundo, hasta que su vecino, el Cañón de Cotahuasi, del que luego hablaremos, le superó tras mediciones más acertadas.
En su profundidad, en los cóndores, en el serpenteo del río Colca que esculpe el cañón por más de 100 kilómetros de largo, en sus valles y terrazas agrícolas, en los volcanes que lo anteceden, en sus aguas termales, en las pequeñas aldeas que lo habitan y en los trekkings que lo atraviesan radica la belleza y el atractivo de visitarlo.
Tanto si lo hacemos por libre como si contratamos excursión, la mejor forma de llegar a él es desde Arequipa. Hay dos pueblos por los que se suele acceder al Cañón; Chivay, que está a unos 160 kilómetros, o Cabanaconde, a unos 217 kilómetros.
Al primero se tardan unas cuatro horas y al segundo, unas seis, porque el trayecto es de alta montaña y a la vez bellísimo, con carreteras de vértigo y vistas espectaculares de volcanes de la Cordillera andina como el Ampato, el Hualca, el Huracante o el Chucura, cuyos picos aguijonean el cielo con los 6.300 metros del primero y los 5.200 del último.
Con estos tiempos desde Conmochila os recomendamos que intentéis pasar al menos dos noches con sus tres días en el Cañón para disfrutar de todas sus bellezas. Hay que comprar una entrada general por 70 soles, unos 17,4 euros. La mayoría de excursiones salen desde Arequipa, con lo que tienes el transporte incluido en el precio. Os dejamos las más recomendadas:
Lo primero que encontraremos en el trayecto entre Arequipa y el Colca es la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca, donde pararemos si está incluido en el tour que hemos contratado (muchos viajeros hacen esta visita en un día con ida y vuelta desde Arequipa).
La Reserva tiene una extensión de más de 350.000 hectáreas, con planicies plagadas de lagos y bofedales (humedales típicos peruanos) y también de llamas, alpacas, guanacos, vicuñas, zorros andinos, flamencos y otras aves. Es, en definitiva, una reserva de agua y animales andinos, con vistas espectaculares que se pierden en la llanura hacia los volcanes Misti, Pichu Pichu y Chachani.
Avanzado por la ruta hacia el Colca, los guías suelen hacer una parada de descanso y vistas panorámicas desde el mirador de los volcanes en el punto más alto de la ruta, que está a 4.900 metros y donde podréis sentir algún que otro leve mareo por el soroche, que es como aquí llaman al mal de altura.
Desde ese punto se inicia la bajada al Cañón y al pueblo que hayamos elegido para quedarnos. La mayoría de la gente viene a ver los cóndores volar y posarse, que sin duda es una maravilla, pero hay muchas más cosas que podremos hacer, especialmente senderismo.
A los cóndores los podemos ver volando si hay suerte en cualquiera de los días que estemos por el Cañón, pero lo que sí o sí haremos para avistarlos con seguridad y hasta posarse será ir al mirador de la Cruz del Cóndor, que está a una altura de 3.200 metros.
Es a primera hora de la mañana cuando mejor y con más facilidad se les ve volar, con el Cañón al fondo, y si hay suerte algunos de ellos se posarán en algunos de los riscos cercanos al mirador. Es recomendable llevar una buena cámara o al menos con buen zoom para fotografiar su vuelo majestuoso y el despliegue de sus alas perfectas, ésas que Boeing y Airbus copiaron no hace tanto.
Desde arriba tendréis además unas vistas alucinantes del río Colca serpenteando por el Cañón y al fondo el volcán Mismi, homérico con sus 5.547 metros de altura, y de cuyo glaciar emanan las primeras gotas del rio Amazonas.
Probablemente nuestra base de operaciones estará en el pueblo de Chivay, el más grande de la zona y el que cuenta con más hoteles y servicios turísticos. Aquí podremos contratar los tours con guía para los trekkings más exigentes de la zona, hay que tener en cuenta que con la altura siempre es más difícil respirar, de ahí que hemos de tomarnos estas aventuras con cierta tranquilidad y paciencia.
Hay trekkings muy sencillos en torno a los pueblitos y no es necesario ir con guía, son de entre seis y ocho horas ida y vuelta, como el que te lleva a Sangalle. Hay varios trekkings de dos días, por ejemplo el que lleva a San Juan de Chuccho, donde pasaréis la noche, o el de Soshnirwa, Malata y Sangalle. Algunas agencias ofrecen caminatas por los valles de hasta tres días.
Y después del esfuerzo toca relajarse en las aguas termales La Calera, que están a solo tres kilómetros de Chivay y cuentan con cinco piscinas en el entorno del río con temperaturas de entre 36 y 38 grados. También hay aguas termales en Coporaque, un bonito pueblo donde en el que también podremos hacer un curso de cocina o estancias en casas familiares.
El pueblo más interesante de la zona es Yanque, a siete kilómetros de Chivay, con una animada y bonita plaza de Armas en la que todas las mañanas hay bailes regionales. Además hay que visitar la Iglesia de la Inmaculada Concepción, de estilo colonial.
A tres kilómetros de Yanque nos espera el sitio arqueológico de Uyo Uyo, una ciudad preincaica que perteneció al grupo étnico de los Collaguas hace más de 700 años. Interesante visita guiada y también su reloj astronómico. La Fortaleza Chimpa también es Collagua y se puede visitar.
Un poco más apartado, al otro lado del Valle, está Cabanaconde, donde algunos viajeros deciden hospedarse, cuenta con servicios turísticos y desde ahí arrancan varios trekkings, entre ellos el más exigente, la subida al volcán Hualca Hualca. Otro pueblo bonito que visitar es Maca, con su iglesia de Santa Ana y su colorido mercadillo, muy turístico por cierto.
Y si con todo esto no tenéis bastante y os sobra un poco de tiempo podéis pegar el salto al Cañón del Cotahuasi, que está al noroeste de su hermano Colca y es mucho menos turístico. También hay cóndores, trekkings y aguas termales pero lo que le diferencia es que es menos desértico y más verde, hasta con saltos de agua, cataratas y bosques de puyas.